martes, 14 de abril de 2015

¿Por qué República?

Aquí hubo un gobierno legal (la última legitimidad que hemos tenido) que sufre una rebelión sediciosa por parte de unos militares y otros grupos que la apoyan y que hay muertos en uno y otro sitio, pero que, una vez acabada la guerra, con directrices clarísimas de Queipo de Llano, del propio Franco, del General Mola, se da la consigna de matar a la gente para declarar el terror.

Pues bien; modelos afines surgieron por toda Europa sobre la misma época, como fue el caso de Italia y Alemania, y, donde no surgieron, se implantaron por el uso de la violencia, como pasaría en Polonia o en Francia. Años más tarde, los aliados entraron derrocando a esos regímenes totalitarios y salvando a Europa de la destrucción, salvo el caso de España. 

Mucha gente se pregunta por qué en España no se condena el fascismo. Por qué en España se homenajea a la División Azul, que combatió junto a Hitler en el frente soviético. Por qué en España se condena y se inhabilita al juez que se atreve a investigar los crímenes del franquismo. Por qué las víctimas del franquismo siguen en las cunetas y hay tanta resistencia a exhumarlas. 

La respuesta está clara y se ha puntualizado al principio: En España ganó el fascismo. Cuando, en el resto de Europa, los aliados acabaron con él, en España, a mitad de siglo, don Francisco Franco entraba a caballo por la Puerta de Alcalá. Tenemos el ejemplo de los respectivos partidos comunistas de Italia y España: cuando el Partido Comunista Italiano entraba, en el 45, triunfante con las armas desplazando a los fascistas del poder, aquí, 30 años más tarde, simplemente nos legalizaban. Y esto es sólo un ejemplo. 

De aquellos polvos, estos lodos. El mundo se modernizaba y el régimen español no quería quedar atrás. Por ello, puso en marcha una acción previamente programada y de planificación tácita que tenía como objetivo dar continuidad a la creación de 1939 y que consistió en la transacción mal llamada 'Transición'. Esta transacción dio al régimen un bañito en el Jordán democrático, legalizó ciertas formaciones políticas (dejando al margen, eso sí, a las formaciones no afines con la ley electoral) y mantuvo en el poder a la oligarquía financiera y eclesiástica que llevaba controlando el Estado desde la desaparición de la II República. 

Los jefe del Estado que hemos tenido desde entonces, por ejemplo, no han dudado en verse con los dictadores más sanguinarios del planeta solamente por hacer de embajador de las grandes compañías petroleras y energéticas españolas privatizadas, evidentemente, por los diferentes gobiernos sustentados por las formaciones políticas del régimen. Las personas que dicen ser partidarias de la monarquía, además, olvidan que su tan idolatrado monarca es íntimo amigo de Mohamed VI, rey de Marruecos, que no duda en condenar a la miseria al pueblo saharaui. 

Ahora bien; de la misma manera que, en materia de confesiones religiosas, existe el secularismo por el un lado y el anti-clericalismo por otro, en modelo de Estado, también tenemos el republicanismo y el anti-monarquismo, términos totalmente independientes. 'República' no es sinónimo de ausencia de monarquía. 'República' es sinónimo de derechos, de libertades, de progreso, de felicidad, de democracia. Aspectos que no se cumplen en experiencias no monárquicas dentro de la propia Europa e incluso, históricamente, en España. Porque nadie olvida que la última experiencia republicana aquí, a pesar de sus grandes logros, estuvo igualmente en manos de la Extrema derecha durante el Bienio Negro (1933 - 1936) bajo el gobierno radical-cedista de Lerroux, primero, y de Gil-Robles, después. 

Por tanto, ser republicano no es agitar la bandera tricolor, ni gritar consignas en contra de la monarquía, ni tampoco ir a Palma a increpar a Urdangarín a su salida de los juzgados. Ser republicano es algo tan sencillo como creer en que no merece la pena luchar por banderas, que la única bandera es la bandera del planeta Tierra, y la humanidad es una sola raza, una sola y única raza, y que merece la pena luchar por ella. 
Apostar por la III República es apostar por el fin del franquismo y, para ser demócrata, en España, hay que ser antifranquista. 

sábado, 3 de mayo de 2014

Intromisiones: Oriente medio y la política exterior occidental

La trayectoria de Oriente medio con el comienzo de la Guerra fría había ido dirigida al aprovisionamiento económico de ambas potencias, así como de base geopolítica. El colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1991 dio lugar a un brote de esperanza entre las masas árabes, que vieron que, por fin, la tensión terminaría: este hecho llevaría a la desocupación de Oriente medio por parte de las potencias imperialistas y a la consiguiente independencia política de los Estados que ocupan la región.

Pero no, no fue así. Mientras que lo que quedaba de lo que había sido el bloque socialista se retiraba a sus posiciones (Rusia y China, principalmente), el bloque capitalista, liderado y abanderado por los Estados Unidos de América, se hacía con el control del territorio.

Habiendo o no apoyado a Estados Unidos en la Guerra fría, los distintos líderes políticos de los países árabes resultaban ya una amenaza para Occidente, pues, al igual que su propio pueblo, entendían que con el final de la guerra iban a librarse ya del yugo del imperialismo y del colonialismo. Pero Estados Unidos no podía perder Oriente medio, y menos ahora, que había desaparecido el fantasma del socialismo. Por este motivo, se inició una campaña internacional de militarización y de ocupación por parte de las potencias europeas y norteamericana en territorios árabes, dando lugar a las guerras contemporáneas del nuevo milenio. Hechos puntuales como los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron padre y madre de todas las excusas y pretextos para esa campaña programada.


Golfo, Afganistán, Iraq, Libia, Egipto, Siria... todas ellas han sido ocupadas por los Estados Unidos de América o por mercenarios a su servicio desencadenando, como resultado, una oleada de violencia y de conflictos armados llevada a cabo por ejércitos regulares al servicio del petróleo y del colonialismo que lo succiona. El impacto que ésta conlleva sobre los Estados y las poblaciones civiles es irreparable; la invasión ilegal a Iraq en 2003, por ejemplo, además de los más de 150 mil muertos entre civiles iraquíes y soldados iraquíes, estadounidenses y europeos, destruyó toda la infraestructura que había ya levantada en Iraq, así como la red de tejido económico, por lo que el resultado de dicha invasión fue la reducción en el país a cenizas.

Pero, aparte del petróleo y de las posiciones geográficas, ¿qué otro motivo lleva a la campaña de ocupación? No se trata ya del petróleo en sí, sino del uso que los representantes políticos del mundo árabe hacen de él. Uno de los mayores miedos que tiene Occidente en Oriente medio es que los Estados petroleros de la zona utilicen sus recursos para desarrollo propio y la región abandone su papel de "exportador de materias primas" para pasarse al Primer Mundo. Este hecho haría que Occidente y sus instituciones económicas satélite (como el Fondo Monetario Internacional) perdieran una fuente de ingresos colosal, ya que Oriente medio pasaría a ser una región desarrollada, independiente y, por tanto, ajena a las decisiones que toman los Estados Unidos de América y la Unión Europea. Y eso está muy mal.

Por este motivo, la campaña internacional de ocupación fue puesta en marcha y los focos de independencia política fueron "adaptados" bajo las directrices de la administración norteamericana. El resultado de esta política exterior ha sido la destrucción de países y poblaciones enteras. Los gobiernos dejados por Occidente a cargo de esos Estados (o de lo que queda de ellos), además, son gobiernos islámicos que, como en el caso de los Hermanos Musulmanes en Egipto, se encargan de impedir que las poblaciones se recuperen y evolucionen. Justo lo contrario de lo que intentan los gobiernos laicos y, por tanto, independientes de Occidente, como el caso del Gobierno de Siria, que sigue sumido en la eterna guerra civil pagada con dinero público estadounidense. 

En definitiva, la política de intromisión de la Unión Europea y de los Estados Unidos de América en Oriente medio ha dado lugar a una creciente situación de inestabilidad política, económica y social que todavía perdura. La aparición de jefes de Gobierno y de Estado como Bashar al-Asad, que quieren "occidentalizar" sus regiones para sacarlas de la agonía en el que se encuentran, incomoda a agentes de economía internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, pues estos consideran que el papel de Oriente medio debe reducirse a nivel tercermundista (regiones dadoras de materias primas) para que la economía global siga su curso y no haya competidores, por lo que no consienten que estos líderes políticos pongan en marcha proyectos independientes. Ello da lugar a la financiación económica por parte de Occidente de rebeliones populares que hagan caer esos gobiernos que, a su vez, dan lugar a guerra civiles locales, como la que protagoniza la alianza yihadista-estadounidense en tierras sirias contra el gobierno de al-Asad. 

 

miércoles, 2 de abril de 2014

Gran Hermano (III): Violencia

No cabe olvidar que la plutocracia no siempre consigue sus objetivos, pues la propaganda y el falseamiento electoral fallan, lo que da lugar a la violencia de Estado, que es ejercida por el brazo armado del mismo, dividido en la policía en lo civil y el Ejército en lo militar. 
Históricamente, la existencia de la financiación de Estados peligrosos por parte de las clases poderosas del planeta y la violencia que les acompaña da lugar a atentados contra los movimientos populares que se articulan en torno a cuestiones de interés humano que vayan en contra de la integridad física de la plutocracia como, por ejemplo, el reparto equitativo de la riqueza. Estos atentados pueden ser desde procesos programados de persecución y exterminio, como el llevado a cabo en Indonesia en 1965 (que dio lugar a un millón y medio de ejecuciones ese único año), hasta hechos espontáneos y puntuales, como el asesinato de anarquistas por parte de la policía. Pongamos algunos ejemplos. 

Represión en Colombia. 
El Tratado de Libre Comercio firmado entre el Gobierno de Colombia y el de los Estados Unidos de América en mayo de 2012 condujo a la importación masiva de productos alimenticios al país latinoamericano, lo que dio lugar a que la producción nativa del país redujera sus beneficios y, con ello, al empobrecimiento del campesinado allí. Este hecho desencadenó una serie de protestas en el sector agrario colombiano en contra de la decisión adoptada por el Gobierno de dejar entrar más capitalismo en el país, por lo que la plutocracia tuvo que ponerse manos a la obra.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC (que, como todo el mundo sabe, empezaron a operar en 1964 y no en 2012), han servido a la plutocracia local de Colombia para convertir las protestas en el chivo expiatorio al acusarlas de colaboración con estos grupos paramilitares, iniciándose, así, una "caza de brujas" (propia del macarthismo estadounidense entre 1950 y 1956 en contra de lo que allí se llamaba "comunismo") dirigida por parte del Gobierno de Colombia contra los campesinos del país que, volviendo al principio, se han visto desplazados por la opulencia de las compañías multinacionales.
Las intervenciones del Ejército, que muchas veces dan lugar a la militarización de Bogotá, acaban con la vida de decenas de campesinos o casi se consigue, por no hablar de secuestros, violaciones, desapariciones, etcétera. todo ello bajo el patrocinio de presidentes como Juan Manuel Santos, en la actualidad, o Álvaro Uribe, su predecesor, que no dudan en ejercer para la plutocracia.

Asesinato de Carlo Giuliani.
En el verano de 2001, la cumbre del G8 (grupo informal de las ocho naciones más poderosas del planeta) se reunía en Génova, Italia, para tratar los temas de actualidad y para proponer medidas "correctoras" para las acciones que no se ajustaban a los intereses de la plutocracia.
Como casi en cada reunión del G8, el movimiento anti-globalización salía a la calle para enfrentarse a estos señores o, por lo menos, para mostrar su repulsa hacia ellos y, consecuentemente, también lo hacía la policía italiana, enviada por el anfitrión de la cumbre, el Gobierno de Italia. La reunión tenía que transcurrir sin problemas, pues de ello dependía la integridad del Gobierno italiano en las filas del G8.
Las protestas se intensificaron esos días y, el 20 de julio, un carabinero metía una bala en la cabeza al activista Carlo Giuliani, cuyo cadáver, así mismo, era atropellado por una furgón de la policía.

Asesinato de Alexandros Grigoropoulos. 
A finales de 2008, Atenas se vio envuelta por el estallido de una serie de protestas civiles en contra del Gobierno y de su gestión de la economía nacional, gestión que consistía básicamente en aceptar las directrices de la plutocracia y reducir el papel de Grecia a "turístico"... sin industria, sin independencia. El paro juvenil, además, ascendía a un 22, 6 % por aquel entonces, cuando ni el colapso del capitalismo que todavía en la actualidad nos afecta se había puesto en marcha.
Estas protestas comenzaron de forma aislada en algunos focos de la ciudad y, el día 6 de diciembre de 2008, el adolescente de 15 años Alexandros Grigoropoulos era tiroteado y abatido por la policía en una de las calles de Atenas.
Este hecho incendió a toda la población del país, lo que extendió las protestas fuera de la capital y las multiplicó tanto en número de manifestaciones como de manifestantes. 

Lo tratado hasta ahora son ejemplos de cómo el Estado ejerce el terrorismo para acabar con toda desviación que la propaganda no ha podido corregir. En el momento en el que no se consigue dirigir las conciencias de la gente, esta gente empieza a pensar por sí misma y, por tanto, pasan a convertirse en un peligro para los poderes fácticos que controlan el planeta. De ahí, la necesidad de ejercer la violencia y el terrorismo como cauce in extremis para evitar males mayores.

Cabe concretar que estamos hablando de un escenario en el que la gente obvia el proceso electoral; pero, cuando las clases obreras hacen uso del proceso electoral para conseguir representantes políticos afines a ellas y, por tanto, hostiles hacia la plutocracia, la violencia que ésta ejerce se transforma en golpes de Estado, como el caso de Chile en 1973, el de Venezuela en 2002 (fallido) o el de Honduras en 2009. Con estos atentados, los representantes del fundamentalismo internacional del Mercado aseguran gobiernos "estables" a lo largo de toda la geografía.

Con este artículo, se termina de analizar el papel que desempeña la plutocracia (Del griego, el 'gobierno del dinero') en el proceso de la globalización que, como ya hemos visto en publicaciones anteriores, comienza con una preparación del terreno a base de atacar la conciencia colectiva a través de las imágenes y los mensajes que proporcionan los medios de propaganda (también llamados "medios de comunicación") en el artículo Gran Hermano (I): Propaganda, y que continúa con la ya firmada 'libertad de expresión', que consiste en ir a votar una formación política afín a la plutocracia, donde se puede comprobar en el artículo Gran Hermano (II): Falseamiento electoral.

Estas observaciones, para finalizar, que conducen al gobierno global del dinero y de la economía por encima del gobierno político, nos llevan a entender que no existe la democracia, sino que, por el contrario, el poder que se ejerce desde la sombra decide quién debe morir, quién debe vivir y de qué manera. La solución, si se quiere, comienza al tomar conciencia como nuestros compañeros asesinados y, entre todos, empezar a romper esa dinámica.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Gran Hermano (II): Falseamiento electoral

Una vez que la propaganda (Véase Gran Hermano (I): Propaganda) consigue redirigir el pensamiento de la sociedad, ya es hora de permitir que ese pensamiento sea plasmado en lo que la plutocracia llama "elecciones democráticas": Se les llama "democráticas" porque, tras los efectos de la propaganda, la población no se va a decantar por formaciones políticas independientes, sino por formaciones al servicio del poder económico, como ocurre en el mundo capitalista. Las clases dominantes hacen uso de este tipo de elecciones para hacer un lavado de cara de su sistema y poder contar, así, con el apoyo de sus subordinados y poder señalar con el dedo a sus competidores, los Estados socialistas (como Cuba o Corea del Norte), donde estas "elecciones democráticas" no se producen.

El objetivo principal es acabar con la libertad de conciencia para que, por tanto, pueda haber libertad de expresión. Con libertad de conciencia, la libertad de expresión pasa a ser peligrosa porque las personas pueden elegir en las urnas opciones "inadecuadas". Por tanto, el brazo mediático de la plutocracia, la propaganda, debe ocuparse de acabar con la libertad de conciencia, puesto que, sin ella, no habrá capacidad propia de razonamiento de las personas que valga.

Aún así, no conviene correr riesgos. Para ello, las élites oligárquicas hacen un moldeo previo del protocolo electoral con varias medidas, entre las que se incluyen financiar económicamente a las formaciones políticas afines para darse a conocer mejor a la sociedad o elaborar una ley electoral de reparto de escaños no proporcional que barra del mapa político al resto de ellas.

Una vez esté preparado el campo electoral, ya es hora de ponerse al trabajo.

A pesar de estar siendo manipuladas y embriagadas a lo largo de las legislaturas, cuando llega el tiempo de elecciones, las personas se preguntan que qué van a votar. Es ahí cuando la propaganda, en un intento último de ganar las elecciones, lanza sensacionalismo para terminar de confundir a la población. Provocan miedo entre el electorado al asociar una situación de hipotética inestabilidad a determinadas formaciones políticas.
Cuando se realizaron las elecciones legislativas en Grecia en junio de 2012, por ejemplo, el Ejecutivo podía caer en manos de dos formaciones políticas: Nueva Democracia, afín a la Troika, cuyo objetivo es la destrucción del Estado social, y Syriza, opuesto a esa destrucción. Evidentemente, la segunda opción era peligrosa para la plutocracia; por tanto, comenzaron a difundirse titulares a través de las pantallas de televisión y la prensa tales como: "El fin de Grecia se acerca de la mano de Syriza" o "Dos modelos de Grecia a elegir: integración europea o colapso financiero". Este hecho hizo que mucho electorado indeciso se decantara por la opción de Nueva Democracia, formación de la que, por tanto, es miembro el actual primer ministro heleno.

También se emplea la técnica de 'inutilizar' a los partidos no afines.
En España, por ejemplo, la prensa adjudica a Izquierda Unida (socialdemócrata: ofensivo) el papel de "muleta" del Partido Socialista (socio liberal: inofensivo), lo que hace que muchos votantes de izquierda desencantados con el PSOE por sus políticas de agresión a las clases medias y bajas renuncien a votar a IU por considerar que votar a IU es sinónimo de votar al PSOE.

Ahora bien, conviene recordar que estas elecciones, de las que se sabe el resultado de antemano (de ahí que se les llame "democráticas"), no se ajustan a los derechos fundamentales de las personas, sino que están diseñadas para prorrogar la actividad de la plutocracia. Además, son totalmente ineficaces. ¿Para qué le sirve votar a un habitante de las favelas de Río de Janeiro? ¿De qué le sirve la llamada 'democracia' a alguien que no come? Éstas son las preguntas que se puede hacer la gente sencilla pero que la propaganda se encarga de degenerar. Por tanto, llamamos democracia por una convención lingüística. 

Ahora que los partidos políticos afines se reparten el poder legislativo y tienen en su poder el ejecutivo y el judicial (salvo algún juez que actúe de manera independiente pero que es inhabilitado de inmediato), los poderes económicos ya pueden continuar con su política de robar a los pobres para dárselo a los ricos.

En definitiva, el uso de las comillas en el concepto democracia se debe a que ésta no existe como tal, puesto que lo que la gente entiende por 'elecciones' consiste en un rito que se reduce a ir a votar una vez cada cierto tiempo no a quien gobierna, sino a los capataces de quien gobierna.

No obstante, es importante reconocer lo que ha cambiado el panorama en los últimos años debido a los movimientos populares que se han ido organizando de manera caótica y desordenada tras el colapso de la Unión Soviética en torno a cuestiones como son los derechos civiles, la paz, la ecología o el feminismo.

Este hecho, que la propaganda no ha sabido o no ha podido corregir, ha dado lugar al tercer y último estadio de la plutocracia: la violencia.

sábado, 9 de noviembre de 2013

¿Por qué Estados Unidos ejerce el terrorismo internacional?

El apoyo tácito de Estados Unidos hacia los opositores sirios reitera, una vez más, el activismo político de la primera potencia mundial en materia de terrorismo. Y se habla de 'una vez más' porque su trayectoria a lo largo del tiempo y espacio así lo confirma. 

Estados Unidos constituye una nación que, por naturaleza, trata de garantizar el statu quo de las clases económicas dominantes a través de un sistema de subsidio público y beneficio privado, con una intervención masiva del Estado en la economía (lo que se conoce como 'libre empresa'). Evidentemente, esto sólo sucede a escala nacional, en territorio estadounidense, con un control sobre el tan sólo 4,44 % de la población mundial. Este hecho hace que Estados Unidos necesite de aliados en el exterior que extiendan su concepto de 'libre empresa'. Aquí es donde se entiende su apoyo hacia los opositores sirios. 

Para controlar a la población mundial, Estados Unidos emplea una serie de pasos ordenados de manera lineal que pone en marcha día a día. 

La estrategia comienza por adjudicarse supuestos enemigos para crear confrontación y ganarse el apoyo de cuantos más países, mejor. Primero, los "nazis"; luego, los "rojos"; y ahora, el "fundamentalismo islámico". Esta primera acción da lugar a una situación de polaridad geopolítica de la que Estados Unidos se nutre. 

El siguiente paso consiste en atrincherar sus posiciones con tributos para frenar el avance de los "enemigos".
Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, Estados Unidos no pudo hacer uso de los ejércitos regulares nazis porque todos ellos estaban fuera de juego (aunque sí introdujo a escuadrones nazis en la Unión Soviética como espías); por ello, recapitalizó Francia y Alemania occidental con el objetivo de evitar un posible brote de socialismo en Europa derivado de la influencia soviética: lo que se conoció como 'Plan Marshall'. De hecho, muchos alemanes de la ex-Alemania occidental coinciden hoy en día en que con el Muro de Berlín vivían mejor, pues recibían continuamente dinero de Estados Unidos para que ejercieran de escaparate lujoso de cara a la Alemania oriental; y, con la caída del Muro, dejaron de recibirlo. 

Cuando las dos primeras etapas no dan resultado, Estados Unidos pasa a la tercera y última: la violencia. La Guerra Fría sirvió para que tanto Estados Unidos como la Unión Soviética ejercieran la represión contra los propios suyos. La diferencia estuvo en que la segunda lo hacía de manera directa y explícita, mientras que el primero encargaba la tarea a mercenarios que operaban, sobre todo, en América Latina, donde había riesgo de contagio "comunista".
Los escuadrones de la muerte salvadoreños no se limitaban a matar a las personas: las decapitaban, clavaban las cabezas en estacas y las usaban para decorar el paisaje. La Policía de Hacienda no se limitaba a destripar a los hombres: les cortaban los genitales y se los metían en la boca. La Guardia Nacional nicaragüense no se limitaba a violar a las mujeres: les arrancaban el útero y se lo ponían como capucha. No les alcanzaba con asesinar a los niños: los arrastraban sobre alambres de púa hasta que la carne se desprendiera del hueso, mientras obligaban a los padres a ver todo.
Sin embargo, la Unión Soviética cometió un crimen todavía mayor: acercarse a las bolsas de petróleo del Golfo Pérsico. Eso hizo que la CIA, en respuesta a esa atrocidad, desplegara la red 'Al Qaeda', que echó a la URSS de Afganistán y talibanizó el país.


(Osama Bin Laden, alabado por la prensa occidental)
Desde entonces y hasta nuestros días, Estados Unidos ha asentado la política del terrorismo a lo largo de Oriente Medio cada vez que un presidente se le ha vuelto en su contra. Su objetivo es reducir la región a nivel tercermundista para poder controlar su economía, por lo que, cada vez que un presidente del mundo árabe trate de sacar a su país hacia delante, allí estará la yihad (o el islamismo radical, en su defecto) de la mano de Gran Hermano para evitarlo.
Gadafi (Libia), Sadam Hussein (Iraq), Mubarak (Egipto), Al-Asad (Siria)... todos ellos recibían el apoyo incondicional de Estados Unidos (incluido durante las primaveras árabes) hasta que cometieron el grave error de ponerle freno a sus actividades económicas en la región (delito que no han cometido las dictaduras familiares que controlan los Estados petroleros de la zona, como Arabia Saudí). Siempre fueron rufianes canallas; la diferencia está en que antes eran unos rufianes canallas al servicio de Estados Unidos y después, no.

En definitiva, Estados Unidos está a favor de la independencia y la autodeterminación de los pueblos; eso sí, siempre y cuando sea de otros imperios, como pasaba con Corea del Sur o Vietnam del Sur. Si algún pueblo del imperio estadounidense se desvía o intenta independizarse, habrá que aplicar medidas correctoras que, en el caso sirio (Véase Conflicto sirio), comienzan a dar resultado.

lunes, 14 de octubre de 2013

Gran Hermano (I): Propaganda

George Orwell es considerado como uno de los escritores más concisos del siglo XX. Sus obras más famosas, como '1984' o 'Rebelión en la Granja', denuncian la situación de totalitarismo que se dio en la Alemania nazi o la Unión Soviética. Así mismo, fue un gran activista político: se enfrentó al imperialismo británico en Birmania y participó en la Guerra Civil española de lado del bando republicano, en el Partido Obrero de Unificación Marxista, la vertiente trotskista del marxismo.
Todo ello induce a que las personas entiendan de lo que desprende Orwell, atendiendo a sus posiciones de izquierdas y, a la vez, a la crítica exhaustiva que hace hacia la Unión Soviética, que el tope máximo de progresión democrática sea el actual; es decir, ya hemos llegado al límite de democracia. No hay más. Que cualquier otra puesta en práctica de otros sistemas ha resultado ser un fracaso y que, por tanto, no merece la pena ponerse a pensar en algo mejor. Ésa es la actitud del conservador o del liberal. Y Orwell no quería transmitir ese mensaje.

A decir verdad, lo que las sociedades actuales entienden por 'democracia' no es tal, sino que estamos ante una 'plutocracia (del griego, ploutos 'riqueza' y kratos 'gobierno'; sistema de gobierno en el que el poder lo ostentan quienes poseen las fuentes de riqueza).
En la actualidad, sigue existiendo el Gran Hermano (Estado totalitario) del que hablaba Orwell en sus novelas, pero de forma enmascarada a través de una falsa libertad de expresión y canalización de la voluntad popular que converge, entre otros, en los medios de comunicación (conocidos por Orwell y otros autores como 'propaganda', aunque también introduce el concepto de 'Policía del Pensamiento', pero este último se refiere más a personas físicas, por lo que no formará parte de la temática de la entrada). La plutocracia utiliza, como herramienta principal, esta propaganda para mantener a raya a los pueblos y, de esa manera, poder continuar con sus actividades.

A continuación, veremos una serie de apartados en los que se visualiza, claramente, la estrategia de la oligarquía de tener alienada a las sociedades para que éstas no les supongan ningún problema. Muchos se pueden resumir en la técnica de la "distracción", pero los iremos destripando uno a uno.

Recurso 1.º: 'Contra-información'. La primera acción llevada a cabo por la propaganda es la más descarada pero, sin embargo, la que más pasa desapercibida por las personas. Se trata de faltar a la verdad, simplemente. Os dejo un ejemplo de contra-información para que juzguéis por vosotros mismos: Ejemplo de manipulación informativa de La Sexta


Recurso 2.º: La 'anti-política'. Uno de los éxitos de las clases altas es conseguir que la sociedad se desentienda de la Política introduciendo en ella la idea de que "todos los políticos son iguales". Un pueblo que no participa o muestra interés por la política es un pueblo dormido, intoxicado, que tiene las de perder; por tanto, estamos ante otro logro de la oligarquía. Ejemplo: Cuando los datos oficiales dicen que, en España, hay más de dos millones de niños por debajo del umbral de la pobreza, los del 'Gran Debate' de Telecinco debaten sobre lo "caro" o lo "barato" que son los gin tonics en la cantina del Congreso de los Diputados. 


Recurso 3.º: Redirigir a la sociedad para que ella misma se auto-destruya. Otra de las tácticas de la propaganda consiste en utilizar, de manera continuada, noticias que afectan a la sensibilidad colectiva para que la sociedad exija sanciones que, a largo plazo, atentan contra ella misma. Como ejemplo, tenemos el caso 'Bretón' o en caso 'Marta del Castillo', a través de los cuáles la sociedad exige la introducción en el código penal de la cadena perpetua, la pena de muerte, etc. de manera que, sin darse cuenta, se hace daño a sí misma con la progresiva creación de un Estado policial que la controla. También tenemos a los "delincuentes reincidentes", ejemplos de violadores o asesinos en serie que reinciden tras salir de la cárcel y que constituyen el 5 % del total de reclusos. La propaganda prefiere sacar a través de sus pantallas y periódicos a este 5 % en vez de al 95 % restante para asegurarse, así, la indignación de la sociedad por considerar que "las penas en España son muy suaves" y, por tanto, seguir contribuyendo a la consolidación de ese Estado policial del que hablaba en perjuicio de la libertad colectiva.


Recurso 4.º: Mantener al público en la mediocridad y la inhibición. Quien coja Antena 3 o Telecinco, ya sabe de qué va este apartado.


Recurso 5.º: Choque de opiniones e información para confundir al público. Escudándose en una supuesta libertad de expresión e independencia, los medios se atacan unos a otros con la idea de pluralidad y de que todo el mundo tendrá algún medio que se adapte a sus ideas. Esto se entiende con el hecho de que La Razón (línea conservadora) y La Sexta (línea progresista), por ejemplo, tengan jefe común: el grupo Planeta; por lo que las élites económicas sirven los medios en bandeja a la sociedad para que ésta se entretenga con sus quehaceres diarios y sus debates ilusorios y, de esta manera, toda su fuerza de voluntad y sentido de reacción se disipe a través de una pantalla de televisión, dando lugar a la pasividad general.

Recurso 6.º: Técnica de "no hay otra opción". Esta técnica es propia no sólo de los medios de comunicación, sino también de los libros de Historia. La Historia la escriben los vencedores y, dado la derrota de sistemas alternativos al neoliberalismo, estamos ante un soplo de aire fresco hacia la plutocracia, que hace uso de consignas como que "estamos mal, pero peor estaban en el Muro de Berlín" para hacer que la sociedad no acepte ningún tipo o intento de cambio. Resignación pre-cocinada.

Recurso 7.º: Ridiculizar lo alternativo. A través de diversos apartados, la propaganda inculca la idea de pensamiento único en las conciencias de las personas para poder asegurarse, así, que cualquiera opinión alternativa al pensamiento único está acompañada del prefijo "anti-" y, por tanto, va en contra de los intereses de la propia sociedad. En su época, Galileo Galilei y su teoría de que la Tierra no estaba en el centro del Universo eran "antis-", por ejemplo. Esto lleva a la inhibición del pensamiento crítico y del debate, así como a no seguir lo que se salga de la órbita de las normativas de la plutocracia.

Recurso 8.º: Creación de modelos, modas y conductas. De manera artificial, volviendo a la clásica técnica de distracción, para que la sociedad entre en dicho círculo vicioso.

Etcétera.

He aquí algunos de los recursos que utiliza la propaganda bajo de las directrices de la plutocracia para eliminar el sentido de reacción de sociedad. Sin ese sentido, junto con el falseamiento de elecciones y la represión directa si llega a ser necesaria (conceptos que serán tratados en sucesivas entradas), la plutocracia controla la conciencia de las sociedades occidentales para evitar, así, una posible unidad popular que haga frente a esa plutocracia y exija democracia, tanto para ellas como para las orientales o del Tercer Mundo.

En cuanto a quién maneja la Policía del Pensamiento y se escuda en la propaganda, ya hablaremos del tema. 

viernes, 4 de octubre de 2013

Conflicto sirio

El alineamiento internacional de acuerdo a los criterios de la Guerra Fría vuelve a ponerse de evidencia hoy en día en torno a un denominador común: Siria. Desde hace dos años y con el estallido de la Primavera Árabe, el pueblo sirio se ha visto envuelto en una cruenta guerra civil derivada de la introducción en el país de colectivos ajenos con objetivos ajenos a los originales de la Primavera Árabe y de la consecuente actitud de inmovilismo del gobierno de Bashar Al-Asad.

Al-Asad se suma a la lista de presidentes del mundo árabe que, de la misma manera que en el pasado fueron grandes aliados de Occidente, ahora se consideran dictadores potenciales, como ya pasó con Sadam Hussein, Gadafi o Mubarak, por cerrarle la puerta geo-económica a Estados Unidos. ¿Por qué, entonces, a esta alturas y teniendo en cuenta el historial de operaciones del Pentágono, este aparato militar no ha atacado todavía? La diferencia de Siria con respecto a sus predecesores es que este territorio cuenta con el apoyo internacional de Rusia y China, dos grandes potencias, que les han puesto freno a EE UU y a los rebeldes financiados por estos.


Para empezar, lo que la Casa Blanca y sus aliados europeos consideran 'oposición' se divide en dos colectivos.
Por un lado, tenemos a grupos terroristas (Al Qaeda, Frente Al-Nursa, etc.) cuyo objetivo es derrocar el Estado laico que existe en Siria e instaurar la religión islámica de acuerdo a la sharia. Esto explica la actitud de silencio del Estado sionista de Israel, que niega su apoyo a sus aliados del Pentágono porque sabe de sobra que, cuando caiga Al-Asad, Siria se convertirá en un Estado islámico afín a Hamás y al pueblo palestino como ya lo es Irán... Qué decir que Al Qaeda fue creada por Estados Unidos (y Osama Bin Laden entrenado por la CIA y alabado por la prensa occidental) a finales de los años 80 para ponerle freno a la influencia soviética en Afganistán.
Por otro lado, tenemos la Coalición Nacional Siria, plataforma artificial creada en Qatar bajo el patrocinio de Arabia Saudí y Estados Unidos, que aglutina a empresarios y personalidades del mundo del dinero sirio que, al comienzo de la Primavera Árabe, huyeron del país por miedo a que los revolucionarios derrocaran a Al-Asad e instauraran una democracia, por lo que carecen de contacto directo con el pueblo sirio. Sin embargo, dos años después, ven desaparecida la amenaza de democracia y, siendo testigos del apoyo táctico que les brinda la alianza yihadista-estadounidense, deciden volver a Siria.

En el otro bando, nos encontramos con el Gobierno sirio, presidido por Bashar Al-Asad, así como por minorías paramilitares como Hezbolá. El Gobierno, viendo lo que se le veía encima, decide cerrarse en banda y, a diferencia de lo que hizo el Gobierno egipcio, que fue ceder a las exigencias de la Primavera Árabe y convocar elecciones, pasa a las armas para contrarrestar la recién llegada oposición de la que hablaba, dando lugar a la guerra civil.

La extensión en la descripción de la oposición es mayor que la del Gobierno porque la prensa occidental se centra más en ella y, como occidental que soy, procuro seguir sus mismos pasos.

En cuanto a la resolución del conflicto, Estados Unidos no puede acudir a la agresión militar directa como hizo en Iraq, Afganistán o Libia porque, como se ha mencionado al principio, ha topado con la oposición frontal de Rusia y China. Estas dos potencias, que durante la primera década de este siglo han permanecido ajenas a las decisiones internacionales, entran en juego por primera vez en mucho tiempo para detener el avance norteamericano en Oriente Medio. Es la primera vez desde Vietnam que Estados Unidos sufre una derrota política, por lo que, como medida provisional, decide acogerse al dictamen de Naciones Unidas. No obstante, Obama pasa a la acción indirecta y encarga a la oposición una matanza con arsenal químico para acusar al régimen de Al-Asad y contar, así, con el apoyo de la comunidad internacional... pero sigue sin dar resultado, a pesar de los vaivenes de Ban Ki-Moon. Y, así, un largo etcétera...

Sin embargo, mientras Estados Unidos plantea la agresión militar contra Siria como solución al conflicto, Rusia y China ofrecen una solución parcial que consiste en que el Ejército sirio entregue todo su arsenal químico para poder garantizar, así, que no es responsable de esos crímenes. Y eso ha hecho.
Esto último demuestra que, con palabras y diplomacia, todo se consigue y que no conviene olvidar que, a pesar de la recién nacida oposición terrorista-industrial, sigue existiendo en Siria un pueblo que anhela paz y libertad y que mantiene las mismas exigencias de la Primavera Árabe.

Tal y como se presenta la situación, la comunidad internacional tiene tres opciones.

La primera es una agresión militar contra Siria y el derrocamiento de su presidente Al-Asad para que su puesto lo ocupe Estados Unidos y sus aliados opositores. Es decir, seguir las directrices de la Casa Blanca. Esta opción ya se ha llevado a cabo en otros momentos de la historia, como cuando EE UU talibanizó Afganistán, cuando eliminó a Gadafi para que la yihad tuviera acceso a las armas de su régimen y las redistribuyera por África o como cuando arrasó Iraq con uranio empobrecido y demás armas químicas cuyos efectos en la población iraquí siguen observándose en la actualidad y siguen siendo censurados por la OMS.

Otra opción es la pasividad: el no hacer nada y dejar que la guerra continúe.

La última opción es desechar la política de Estados Unidos de incrementar el terror y retomar el espíritu de la Primavera Árabe, apoyando en la guerra a Al-Asad pero con condiciones, que sean las de, una vez acabada la guerra y expulsados de Siria los comisarios políticos de Estados Unidos, el presidente se comprometa a ceder y, al igual que en otros países del mundo árabe, convocar elecciones para encargar a alguien la labor de reconstruir el país. Esta opción, además de viable, es la más creíble, ya que, cuando se le dice a Al-Asad de entregar su arsenal químico para no comprometerse internacionalmente, lo acata... siempre y cuando esa petición venga de países que no apoyan el terrorismo o la agresión militar.

El día que el pueblo sirio acceda al poder supondrá una derrota de Estados Unidos y, por tanto, un paso más para la paz mundial... pero, para que llegue ese día, hace falta una intervención internacional que, hoy por hoy, parece estar liderada por Rusia.