domingo, 15 de diciembre de 2013

Gran Hermano (II): Falseamiento electoral

Una vez que la propaganda (Véase Gran Hermano (I): Propaganda) consigue redirigir el pensamiento de la sociedad, ya es hora de permitir que ese pensamiento sea plasmado en lo que la plutocracia llama "elecciones democráticas": Se les llama "democráticas" porque, tras los efectos de la propaganda, la población no se va a decantar por formaciones políticas independientes, sino por formaciones al servicio del poder económico, como ocurre en el mundo capitalista. Las clases dominantes hacen uso de este tipo de elecciones para hacer un lavado de cara de su sistema y poder contar, así, con el apoyo de sus subordinados y poder señalar con el dedo a sus competidores, los Estados socialistas (como Cuba o Corea del Norte), donde estas "elecciones democráticas" no se producen.

El objetivo principal es acabar con la libertad de conciencia para que, por tanto, pueda haber libertad de expresión. Con libertad de conciencia, la libertad de expresión pasa a ser peligrosa porque las personas pueden elegir en las urnas opciones "inadecuadas". Por tanto, el brazo mediático de la plutocracia, la propaganda, debe ocuparse de acabar con la libertad de conciencia, puesto que, sin ella, no habrá capacidad propia de razonamiento de las personas que valga.

Aún así, no conviene correr riesgos. Para ello, las élites oligárquicas hacen un moldeo previo del protocolo electoral con varias medidas, entre las que se incluyen financiar económicamente a las formaciones políticas afines para darse a conocer mejor a la sociedad o elaborar una ley electoral de reparto de escaños no proporcional que barra del mapa político al resto de ellas.

Una vez esté preparado el campo electoral, ya es hora de ponerse al trabajo.

A pesar de estar siendo manipuladas y embriagadas a lo largo de las legislaturas, cuando llega el tiempo de elecciones, las personas se preguntan que qué van a votar. Es ahí cuando la propaganda, en un intento último de ganar las elecciones, lanza sensacionalismo para terminar de confundir a la población. Provocan miedo entre el electorado al asociar una situación de hipotética inestabilidad a determinadas formaciones políticas.
Cuando se realizaron las elecciones legislativas en Grecia en junio de 2012, por ejemplo, el Ejecutivo podía caer en manos de dos formaciones políticas: Nueva Democracia, afín a la Troika, cuyo objetivo es la destrucción del Estado social, y Syriza, opuesto a esa destrucción. Evidentemente, la segunda opción era peligrosa para la plutocracia; por tanto, comenzaron a difundirse titulares a través de las pantallas de televisión y la prensa tales como: "El fin de Grecia se acerca de la mano de Syriza" o "Dos modelos de Grecia a elegir: integración europea o colapso financiero". Este hecho hizo que mucho electorado indeciso se decantara por la opción de Nueva Democracia, formación de la que, por tanto, es miembro el actual primer ministro heleno.

También se emplea la técnica de 'inutilizar' a los partidos no afines.
En España, por ejemplo, la prensa adjudica a Izquierda Unida (socialdemócrata: ofensivo) el papel de "muleta" del Partido Socialista (socio liberal: inofensivo), lo que hace que muchos votantes de izquierda desencantados con el PSOE por sus políticas de agresión a las clases medias y bajas renuncien a votar a IU por considerar que votar a IU es sinónimo de votar al PSOE.

Ahora bien, conviene recordar que estas elecciones, de las que se sabe el resultado de antemano (de ahí que se les llame "democráticas"), no se ajustan a los derechos fundamentales de las personas, sino que están diseñadas para prorrogar la actividad de la plutocracia. Además, son totalmente ineficaces. ¿Para qué le sirve votar a un habitante de las favelas de Río de Janeiro? ¿De qué le sirve la llamada 'democracia' a alguien que no come? Éstas son las preguntas que se puede hacer la gente sencilla pero que la propaganda se encarga de degenerar. Por tanto, llamamos democracia por una convención lingüística. 

Ahora que los partidos políticos afines se reparten el poder legislativo y tienen en su poder el ejecutivo y el judicial (salvo algún juez que actúe de manera independiente pero que es inhabilitado de inmediato), los poderes económicos ya pueden continuar con su política de robar a los pobres para dárselo a los ricos.

En definitiva, el uso de las comillas en el concepto democracia se debe a que ésta no existe como tal, puesto que lo que la gente entiende por 'elecciones' consiste en un rito que se reduce a ir a votar una vez cada cierto tiempo no a quien gobierna, sino a los capataces de quien gobierna.

No obstante, es importante reconocer lo que ha cambiado el panorama en los últimos años debido a los movimientos populares que se han ido organizando de manera caótica y desordenada tras el colapso de la Unión Soviética en torno a cuestiones como son los derechos civiles, la paz, la ecología o el feminismo.

Este hecho, que la propaganda no ha sabido o no ha podido corregir, ha dado lugar al tercer y último estadio de la plutocracia: la violencia.

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